En DISAL el lado humano cuenta
“Estamos comprometidos con el desarrollo de las habilidades, conocimientos y potencial creativo de todos nuestros empleados”, así reza parte del valor “Desarrollo Personal” de Distribuidora Salvadoreña; sin embargo, la parte humana de los colaboradores es de suma importancia para la empresa y esta vez se trabajó de una manera muy especial: sirviendo a quienes más lo necesitan.
“Este año nos propusimos trabajar en identificar nuestras necesidades emocionales, nuestras fortalezas y las áreas de mejora que tenemos. Nos enfocamos en muchos valores, entre ellos, el ‘dar y recibir’”, señaló Patricia Moreira, jefa de la clínica empresarial y salud ocupacional de DISAL, quien lidera el programa de bienestar corporativo “Vivo Mejor”. “La importancia del dar, de ofrecer nuestro tiempo, mente y corazón para una causa enriquecedora, ese es nuestro objetivo”, agregó.
Con la meta clara comenzó la búsqueda de un proyecto idóneo. “Contemplamos muchas iniciativas y contactamos a la Comunidad Católica El Salvador del Mundo, quienes tienen más de diez años de alimentar a personas en situación de calle en San Salvador y Santa Ana… tienen una labor humanitaria con sentido cristiano, eso nos movió mucho. Ellos preparan los alimentos, tienen los autos y toda la logística, pero necesitan manos voluntarias para alimentar a quienes más lo necesitan… y nosotros nos ofrecimos”, explicó Moreira.
Manos a la obra
La primera condición para todos los interesados fue reconocer las propias emociones, las buenas y las que generan malestar, y también detectar posibles necesidades emocionales; luego de este proceso interno, la segunda y más importante condición: a pesar de que hay emociones y necesidades personales, se toma la decisión de participar con toda la disposición de dar, desde las manos para preparar platos de comida, la voluntad de servirlos en las aceras y calles, hasta la sonrisa sincera y solidaria. Y los colaboradores de DISAL dijeron “manos a la obra”.
En las jornadas participaron más de 45 colaboradores, quienes en grupos sirvieron a quienes más lo necesitan. “Fue enriquecedor participar en esta actividad, te das cuenta la importancia de dar, te olvidas por un momento de tus problemas diarios y te enfocas en servir a los demás, sin esperar nada a cambio. Es una experiencia que te hace crecer emocionalmente», comentó Dennis Martínez, parte del equipo de Mercadeo de DISAL.
“La salud emocional de nuestros colaboradores es importante para DISAL, tener estos espacios de acercamiento y contribuir a ayudar a otros salvadoreños, también. Este año no hemos querido quedarnos dentro de nuestras paredes y solo hablarlo… decidimos salir y vivir la experiencia, que al final de todo es lo más importante”, señaló Patricia Moreira, quien agradeció a la Comunidad Católica El Salvador del Mundo por permitir que personas que no pertenecen a su comunidad pudieran experimentar una actividad con sentido cristiano.
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